El Arte del Ritmo: Trabajar. Descansar. Repetir. Como Jesús.

Uno de los errores más comunes que cometemos—como líderes, emprendedoras, profesionistas, esposas, mamás (y todos los sombreros que llevamos puestos)—es creer que el descanso es un lujo que no podemos permitirnos. De hecho, ¡es el mandamiento que más quebramos quienes nos decimos ser cristianos!
Tratamos el descanso como una recompensa por trabajar a mil por hora, en lugar de verlo como lo hacía Jesús: una parte esencial del ritmo de vida.
El Ritmo Sagrado de Jesús
Jesús, siendo Dios hecho carne, vivió con una profunda conciencia de los ritmos oscilatorios: acción y retiro, enseñanza y soledad, milagros y oración. Él no corrió frenéticamente. Él no fue esclavo del “siempre disponible.” Él no vivió en modo “sobrevivencia”, ni siquiera en los momentos más demandantes. Cada paso que dio, lo hizo desde una profunda conexión con el Padre y con plena conciencia del tiempo. Y si Él no vivió acelerado… ¿que nos hace pensar que nosotras deberíamos hacerlo?
- Jesús practica el retiro personal aún en medio del éxito
Marcos 1:29-35, 3:7-9
Jesús sana, enseña, libera. Al día siguiente, en lugar de repetir la fórmula… se retira a orar. El éxito no define su ritmo, su conexión con el Padre sí. Cuando lo buscan, Jesús no responde de inmediato sino que decide cambiar de ruta, evitando así las multitutes.
¿Estás viviendo por aprobación o por alineación?
- Jesús cuida a sus discípulos, no solo los envía
Marcos 6:30-32
Cuando los discípulos vuelven de la misión a la que Jesús los encomendó, Jesús les dice: “Vengan conmigo a un lugar solitario y descansen un poco.” Era tanto el movimiento y la adrenalina que no tenían tiempo ni para comer. Jesús no les pide que sigan trabajando, sino que nota que es necesario un descanso y cuida de ellos.
¿Reconoces cuando las personas a tu alrededor necesitan una pausa? ¿Y tú?
- Jesús hace del descanso parte del discernimiento y del duelo
Lucas 6:12-13; Mateo 14:12-13
Antes de elegir a los doce discípulos, Jesús pasa toda la noche orando. No corre a resolver, se detiene a discernir.
Cuando Jesús se entera de la muerte de Juan el Bautista, se retira solo. Jesús se da permiso de procesar la muerte de su amigo.
¿Haces espacio para discernir y para llorar, o también eso lo apuras?
¿Qué tipo de descanso estás necesitando para mantener el ritmo?
Según la Dra. Saundra Dalton-Smith, el descanso no es solo dormir. Existen 7 tipos de descanso que, cuando faltan, te hacen sentir agotada incluso si dormiste ocho horas:
- Físico: La oportunidad de usar el cuerpo de forma restauradora para disminuir la tensión muscular, reducir los dolores de cabeza y promover un sueño de mayor calidad.
- Mental: La capacidad de acallar el parloteo cerebral y concentrarse en las cosas que importan.
- Espiritual: La capacidad de experimentar a Dios en todas las cosas y descansar en el conocimiento de lo Sagrado.
- Emocional: La libertad de expresar sentimientos con autenticidad y eliminar las conductas que buscan complacer a los demás.
- Social: La sabiduría para reconocer las relaciones que revitalizan, las que agotan y cómo limitar la exposición a personas tóxicas.
- Sensorial: La oportunidad de atenuar la incesante avalancha de información sensorial que recibimos de los dispositivos electrónicos, las fragancias y el ruido.
- Creativo: La experiencia de permitir que la belleza inspire asombro y libere la maravilla.
¿Cuál de estos estás ignorando?
Descubrir qué tipo de descanso estás necesitando es un paso crucial para una vida más plena y en ritmo. Pero a menos que tomes medidas para abordar y dedicarte a estas áreas, no te sentirás mejor.
Aquí te van algunas ideas para mejorar el tipo de descanso que estás necesitando
- Descanso físico: Duerme, estirarte, haz yoga, ve por un masaje, tomate un baño.
- Descanso mental: Apaga las listas mentales. Haz pausas entre tareas. Prueba técnicas de respiración o mindfulness.
- Descanso espiritual: Pasa tiempo con Dios. Ora, lee la Biblia, adora. Estar con Él es suficiente.
- Descanso emocional: Rodéate de personas con quienes puedes ser tú misma. Busca espacios donde no tengas que liderar.
- Descanso social: Aléjate de personas que te drenan. Acércate a relaciones que te nutren.
- Descanso sensorial: Reduce el ruido visual y auditivo. Apaga pantallas. Quédate en silencio. No uses perfume por un día.
- Descanso creativo: Disfruta el arte, la naturaleza, la música, sal por una caminata al aire libre. Inspírate sin pensar en producir nada.
Haz espacio para una semana más rítmica:
- Detecta cuál de los 7 descansos necesitas más.
- Agenda 30 minutos esta semana para recuperarlo.
- Dale el mismo peso al descanso que le das al trabajo.
- Recuerda que el descanso también es resistencia: una forma de decirle “no” a la cultura del agotamiento.
Para pensar:
¿Y si el descanso no fuera un premio al final, sino una práctica sagrada desde el principio?
No necesitas demostrar tu valor con productividad. Eres hija amada.
Jesús descansó… tú también puedes.